viernes, 27 de agosto de 2010

Mi bendicion Nessie(relato inspirado en la escena en la ke bella ve a su hija)



Habia sentido tanto dolor, habia sentido como mi cuerpo cambiaba la piel y se transformaba en otro, en uno fuerte como el marmol, habia visto mis sentidos desarrollarse en dias, incluso me habia podido mirar y ver mi cambio en mis ojos ahora escarlatas. Tampoco se me olvidaba ke estube apunto de morir y menos se me olvidaba ke ahora ya estaba muerta, pero viviendo por primera vez la felicidad.
A mi alrrededor pude ver muchos ojos como gotas de oro ke me miraban, vi a edward y ahora era tan hermoso ke casi sentia verguenza de lo poco ke habia apreciado su belleza, vi seguidamente a alice y su rostro de duende perfecto ahora era aun mas hermoso, todos eran como angeles, pero faltaba algo, algo ke habia tenido dentro, una luz ke apesar de ke dia a dia me hacia sentir mas fragil, ke era casi odiada por todos, yo adoraba y la sentia dia a dia crecer dentro de mi, bien es cierto ke me hacia mal si...pero ella no tenia la culpa, ella solo era fuerte, era mi pekeña pateadora y ambas nos amamos desde el primer dia ke senti su vida unida a la mia, mi niña, mi hija, era lo unico ke echaba en falta, a mi me bebe...a mi reneesme
Sacie mi sed, todos me felicitaron pero yo seguia sedienta de sus abrazos, yo keria secar mi sed de ella y en ese momento al bajar las escaleras pude sentirlo, la vi de lejos y pude sentir sus ojos ke eran los mios, su sonrisa ke eran mil estrellas de luz rompiendose en una hermosa constelacion llamada sonrisa, sus manitas se extendieron pidiendo mi cariño y yo ke corri hacia ella, sentia ke esos instantes se me hacian eternos, para por fin volver a estar juntas y sentir su piel, akella piel llena de ternura tan suave ke parecia como si en brazos ahora reposara un pedazo de cielo y asi era, mi niña volvia a estar conmigo y su olor era tan maravilloso, un aroma ke embriagaba y me llevaba al mundo mas hermoso
Mire sus ojitos y sus ganas de hablar, de explicarme, keria ke me hablara, ke akella pekeña parte de mi me abrazara con fuerza y con su sonrisa extendio sus manitas mostrandome todo, su don, mi pekeña tenia un don y vi ke esos dias ke estubimos separadas para mi fue como perderme años en su vida, pero ella me compenso monstrandome todo.
Mi cuerpo ahora era frio, carecia de calor, sin embargo era afortunada, porke mi niña me daba ese calor, ese calor ke era capaz incluso de calmar mi sed, yo no habia perdido el calor humano, porke vivia en mi hija.
Volvi a observarla como si en cada movimiento suyo viera una persona cada vez mas hermosa, sus cabellos cobrizos como los de edward los ke adore tanto tiempo ahora estaban en el ser mas puro de mi vida, sus rizos, fruto de akel hombre serio y firme , mi padre y su sonrisa un milagro de ella misma.
Ven mi pekeña, ven...deja ke te abrace y ke sienta tu calor, ke te pueda disfrutar como lo ke soy, tu madre, sonaba extraño, pero asi era, ella era mi hija y yo su madre, madre e hija de nuevo juntas. Agarre su manita y los demas hablaban, hablaban y hablaban de muchas cosas, decian ke mi pekeña crecia rapido, ke era un ser increible, yo tambien lo pensaba, pero no por ser un ser tan particular, simplemente era increible, porke era mia, mis ojos vivian en ella, mi antiguo latido ya perdido tambien, ella era especial simplemente por existir y ke importaba si crecia mas rapido? ke importaba nada si ahora estabamos juntas.
Tenia mucho ke superar, mucho ke aprender, mi sed era una prueba ke debia sobrellevar, pero yo a diferencia de todos, tenia ayuda, tenia un arma con la ke luchar, tenia a mi pekeña y cada vez ke la abrazaba su calor me invadia apagando mi sed y haciendome tener siempre una parte humana

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